¿Cómo nace una leyenda? ¿Cómo una isla como esta puede llegar a ser un destino deseado por gente de todos los rincones del planeta? ¿Qué tiene Ibiza para que se haya convertido en algo único en el mundo?
En los inicios de esta historia, cuando Ibiza aún era un lugar en el mar Mediterráneo apenas conocido fuera de las fronteras de nuestro país, ya había unos valores que la hacían única y que la convertían casi en un paraíso. Valores fundamentales como la tolerancia, la generosidad y la hospitalidad de los ibicencos, quienes entregaban al visitante todo lo que podían ofrecerle en un lugar en el que había una gran variedad cultural y que acogía sin ningún prejuicio a todo el que caía por allí. Compartían un mismo espíritu, como si todos fueran uno y en el que había cabida para empresarios, intelectuales, aristócratas, cantantes, actores y cualquier persona del pueblo. Quien más y quien menos, muchos de forma anónima, aportaron su esfuerzo para conseguir que la isla se convirtiera en uno de los lugares más especiales del planeta.
Pero cuando se empezó a forjar la leyenda del lugar, hasta que evolucionó al punto tal y como lo conocemos hoy en día, fue sobre los años 60, cuando hippies de todo el mundo llegan a lo que les parece trocito de cielo en la tierra, un lugar místico en el que se respira libertad. Los hippies de todos los lugares a quienes los ibicencos llamaban peluts de forma cariñosa, empezaron a ganarse la vida en la isla con la artesanía que vendían en mercadillos ambulantes y comenzaron a vivir en comunas, las más conocidas en sa Pedrera de Cala d'Hort (rebautizada como Atlantis), Benirràs y Punta Galera. Hubo algunos hippies famosos que pasaron por allí, como el grupo Pink Floyd, que se instalaron en Ibiza y se inspiraron en Formentera. Allí compusieron temas como Ibiza Bar de su LP More.Otras formaciones como Bee Gees, que ensayaban en un bar de San Antonio, o Cat Stevens, que cantaba su famoso Moonshadow en las terrazas del puerto de Ibiza.
En la década de los 70, Ibiza supuso un paraíso terrenal y válvula de escape para los españoles perseguidos por el régimen franquista, y allí iban a parar la población gay o gente con ideas contrarias al mismo. "Ibiza siempre ha sido un refugio para la gente poco común" "Gente intelectual, especialmente. Solemos acordarnos de los hippies, pero en los años cincuenta ya estaban los beatniks. En Ibiza siempre ha habido marcha", contaba José Padilla, llegado desde Barcelona en el 73 y que posteriormente sería Dj en Café del Mar.
En esa época comenzó una etapa de glamour, abanderada por las discotecas Glory´s y Pachá, las cuales representaban el espíritu isleño a través de su estilo hippie pero fashion. Fueron unos años en los que se organizaron conciertos míticos, que empezaron a fraguar el mito de Ibiza como la isla de la música por excelencia. Conciertos como el de 1978 de Bob Marley; también actuaron los Thin Lizzy o Eric Clapton. Mike Oldfield se inspiró allí para componer sus grandes obras. Wham grabó su video Club Tropicana en el hotel Pykes de San Antonio, hecho que, junto con el abaratamiento de los vuelos chárter Inglaterra-Ibiza y la popularidad del interrail, hizo que los británicos empezaran a llegar en masa y a disfrutar de la variedad de locales como Lola's, Glory's, Ku y Amnesia.
Y exactamente fue cuando abrieron KU y Amnesia el momento en el que llegó el glamour, la moda Adlib y la figura de Smilja Mihailovitch, que fue la primera embajadora internacional de Ibiza.
Ni que decir tiene que Pachá siempre ha sido el buque insignia de las salas de la llamada isla blanca, haciendo que, desde su apertura, la isla siempre tuviera una conexión nocturna con Nueva York. Padilla recuerda que "un tal César que pinchaba en Pachá iba allí a comprar material, fue el que trajo la música disco a Ibiza. Pachá estuvo en vanguardia, aunque en los ochenta KU era lo más, por sonido, espectáculo, glam, el colorido de los travestis... Se pinchaba de todo, rock y electrónica. Escuché a The Art of Noise allí por primera vez".
En el 76, llega huyendo de la dictadura militar en Argentina, un personaje que había sido un antiguo promotor de rock y que se llamaba Alfredo Fiorito. Con el paso del tiempo, acabó poniendo discos en Amnesia, aunque por entonces era una discoteca que no encontró su lugar hasta que se convirtió en afterhours, allá por 1984. En ese verano del 84, Amnesia comenzó a abrir a las 5 de la madrugada y se convirtió en el lugar al que la gente que salía de Ku acudía en masa: unas mil personas, creciendo notablemente en la temporada siguiente. Este público era atraído por una manera de pinchar en la que se mezclaba de todo, como psicodelia setentera, funk, synth-pop y los primeros maxi-singles de house que llegaban, no sin dificultades, a Europa. La comunidad británica que acudía cada verano en busca de sol, calas y fiesta, bautizó esa manera de mezclar como balearic beats, aunque la verdad ,no es que fuera un estilo tomado como opción estética, sino que era fruto de la reducida variedad. José Padilla dijo que "lo de los balearic beats es una chorrada, porque ni siquiera se inventó aquello en Baleares; yo ya pinchaba de esa manera mucho antes, en Lloret de Mar. Se ponía un poco de todo porque había que llenar ocho horas con música y los discos que teníamos tampoco eran tantos, así que seleccionaba un poco de aquí y de allá".
En esos años 80, Ibiza despuntó musicalmente en España: Ian Dury, Spandau Ballet, Duran Duran, Suzanne Vega, Nick Cave, Nina Hagen, Chris Rea, Miguel Bosé, Grace Jones, Alaska, Mecano, El Último de la Fila, King Creole and The Coconuts, Poison, Talk Talk, James Brown... todo un boom; un periodo que tuvo su punto álgido en el Festival 'Ibiza 92', que fue organizado en el año 1987 y que consagró a la isla como un referente mundial en cuanto a música se refiere. Y es allí donde Montserrat Caballé y Freddy Mercury, desde la discoteca KU presentaron el himno ´Barcelona´, y que fue visto 500 millones de espectadores.
También fue entonces cuando abrió el KU Beach, del que en la actualidad Usuaïa ha seguido sus pasos. Sin embargo a finales de los años 90, en la época de mayor esplendor del concepto beach club, las autoridades de Ibiza deciden que todas las discotecas han de ser cubiertas, en un intento de disminuir el nivel de ruidos, cosa que aun así, no se consiguió. Con esa decisión tan desacertada, lo único que consiguieron fue el ocio perdiera fuerza. KU dejó de ser tan atractivo al perder su mayor reclamo, ya que el público acudía a las discotecas para disfrutar de la música al aire libre. Desde ese momento, en esos espacios cerrados, lo único que parecía escucharse era un sonido horrible.
Así que durante una temporada, KU, KU Beach e incluso Amnesia, echaron el cierre, por lo que aquella gente de toda índole que era atraída cual imán por KU, dejaron de acudir a la isla, creándose una situación de completo desconcierto. Sobre finales de los 90, las empresas del grupo KU salieron a subasta y finalmente fueron adquiridas por un empresario vasco llamado Jose Maria Etxaniz. Amnesia la compró el catalán Martín Ferrer, por lo que, de esta manera, Pachá, Playboy-2 y Es Paradis, en San Antonio, quedaron como el único referente e iconos de la isla.
También por aquella época en Londres se llevaba el rollo undergronund, sin embargo era una ciudad un tanto difícil en lo que a organización de fiestas se refiere, dado que había unas leyes bastante duras que hacían que montar cualquier tipo de fiesta o evento supusiese un verdadero quebradero de cabeza. Algunos empresarios del sector pronto vieron en Ibiza un filón para organizar sus eventos desde Londres, y así fue como surgió la idea de los viajes relámpago a la isla en vuelos chárter y paquetes turísticos que incluían viaje, concierto y fiesta. Pasados un día o dos, regresaban a sus lugares de origen tal y como habían venido. De esta manera, fueron naciendo nuevas discotecas y una serie de grupos que actuaban al mismo tiempo como promotores musicales: en Pachá, Ministry of Sound; en Amnesia, Cream y Cocoon; en Privilege (instalada en el antiguo KU), Manumission; en Space, We love sundays. Y nuevas salas como Edén (antigua Star Club), y el mítico Café del Mar, referente chill-out por excelencia.
Asimismo y al unísono, van aterrizando en la isla gente como Pete Tong, un dj de la BBC1 que comienza a retransmitir en directo las sesiones de las diferentes discotecas a toda Gran Bretaña, dando así una repercusión aún mayor a la isla. La cadena de televisión MTV se percata también del potencial que hay en Ibiza y comienza la producción de ´The Rock´, el primer festival de música dance con artistas en directo y discjokeys en sa Pedrera de Sant Antoni. Y así, las fiestas empiezan a ser cada vez más famosas. Los británicos comienzan a considerar Ibiza como un auténtico paraíso de libertad y diversión. Poco a poco, los djs empiezan a ser los protagonistas, hecho sin precedentes hasta ese momento, y se convierten en las nuevas rock stars.
Y llegados a ese punto, las discotecas vuelven a ser rentables; se convierten en un negocio importante y una gran fuente de ingresos para la isla. Los djs pegan el pelotazo y sus sesiones recorren todo el mundo, convirtiendo a la isla blanca en un referente mundial en esta industria.
Ya en la década de los 2000, las sesiones de djs van cobrando progresivamente mayor protagonismo atrayendo a gran cantidad de jóvenes y convirtiendo Ibiza en un destino irresistible. Muchos dijs empiezan a residir en la misma isla, son verdaderas estrellas que la transforman en un escaparate mundial: se convierte en una explosión, una amalgama de sonidos que no solo atrae a jóvenes de todo el mundo, sino también a la jet set internacional.
Ibiza vuelve a resurgir, pero no sólo eso, sino que se expande y crece a una velocidad de vértigo. El turismo cada vez es de mayor calidad: mejoran los restaurantes, los hoteles, las casas. Pueden verse aviones y yates de lujo. Empieza a llegar llegar en buen número un turismo de élite que antes no encontraba su lugar en la isla por falta de infraestructuras. Los negocios de lujo se convierten en un filón, y ahora una discoteca factura en una sola noche lo que antes facturaba en un año.
Pero todo empezó a cambiar y a complicarse, se dio paso a un ambiente realmente estresante. Se empezaron a montar dispositivos de seguridad y listas VIP, creando una gran sensación de agobio. Pero el concepto de VIP se empezó a ir de las manos ya que antes de esto, todo el mundo tenía la misma acogida en la isla, todo el mundo era tratado por igual, reinando el buen rollo y la diversión; ahora, según pagas, así te tratan.
A grandes rasgos, esta es la historia de este extraordinario edén. Concluyo esta bonita historia, temiéndome lo de siempre: todo surge con muy buenas intenciones, despacito y poco a poco se va forjando la leyenda, todo vibra en armonía e impera la felicidad. Sin embargo, cuando se llega al cúlmen, parece que la avaricia y el intentar "sacar tajada" empieza a ser la máxima de todo negocio, y tristemente, comienza el declive.
No creo que Ibiza haya empezado a decaer todavía, pero si no se pone freno y se recupera aquel espíritu con el que nació ese sueño, acabará ocurriendo, tarde o temprano.
No hace ni un año que pisé allí por primera vez, y es realmente es un lugar mágico. Se respira un ambiente especial, reina una paz inimaginable y una belleza incomparable acapara todos tus sentidos. Quizá haya cambiado el espíritu, o se perciba algo distinto de cuando aun era una isla hippy en la que los bohemios y los artistas fijaban su residencia, pero, sea como fuere, me gustaría volver muchas veces más y seguir teniendo las mismas sensaciones. Ojalá nunca pierda ese hechizo, ese embrujo que te embriaga en cualquier rincón, por culpa, una vez más, de unos cuantos codiciosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario